martes, 12 de junio de 2007

VISPERA DE LLUVIAS


En lejanía y silencio las artes del día templan en llovizna su venidera tormenta.

El hombre camina la quietud de los íntimos senderos que serán anegados.

En la levedad de sus diminutos duelos se duele de traiciones y engaños.

Olvidado de su remota transparencia acude al soberbio rito del odio.

Con el cisquero de su alma oscura estarce sobre el día sus pequeños tormentos.

La monótona obviedad de las palabras hace que toda memoria le abandone.

Agraviado por rencores ajenos abdica en los abalorios del prometido aguacero.

Intuye que las riadas de la noche borraran en cárcavas sus siniestras invocaciones

Pequeño pirata de cabotaje aborda cansado las tristes naos del perdón.

Sabe que terribles fuegos sumergidos han de castigar toda soberbia, todo abandono.

(Solo cuídate del día en que ese recuerdo ya no te exista.)

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