martes, 12 de junio de 2007

PEQUEÑO VERANO DE SAN JUAN


Un sol inútil confunde las piedras en su musgo.

Ocres y amarillos detentan los últimos matices de un otoño vencido.

Aves numerosas anuncian la lluvia y su muerte.

Altas arboladuras resecas enmarañan el cielo y su azul.

La soberbia del verde perenne derrama sus pequeños dones ociosos.

Los senderos húmedos ya acogen las hierbas iniciales y el leve pasto.

Hay trinos y vuelos en el estío equivocado.

Aguas quietas esconden los fríos fulgores de su escarcha.

Escasos insectos zumban su equivocada rebeldía.

Solo el sangriento poniente traerá los emblemas del invierno.

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