
Hombres quemaron sus naves para que finas cenizas los rescataran del fuego.
Hubo polvo lluvia viento después sobre ellos y aguas invadieron territorios y vestigios.
Torpes centurias sucedieron entonces. Noches filosas, duros días y ocasos.
Mucha mañana atareada, mucha tarde inútil. Estíos, inviernos, carros de guerra, torrentes.
Tropas ordenadas hacia la victoria, tropel después de cobardes vencidos.
Hubo ventoleras y brisas, hubo tiempo.
Cimientos de fugaces catedrales, cloacas y caminos imperiales, socavaron una y otra vez las tierras sagradas.
Sucedidos todos los siglos, aquellos hombres, (tenues cenizas esparcidas), eran aun devorados por el fuego.
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