
Monótonos cardúmenes escanciando un mar inagotable.
Tediosas moscas soportando la lluvia.
El azul de esa noche improvisando el tenue gris de “esa” madrugada
Miríadas de parásitos aferrados a la violenta escollera.
Las leyes interdictas del rutinario ocaso.
El otoño, rastrojeado y feliz.
Su voz esperando, olvidada para siempre.
Geométricas banderas al viento, sobre el triste promontorio de un sueño.
Corazas, mascaras, y altas lanzas, enfilando hacia la batalla perdida.
Mapas, naos, derroteros..., navegaciones inútiles. Sombras que acuden.