sábado, 11 de octubre de 2014

LA VOZ CONTENIDA


 
Se me vino la noche con la primavera instalada en un murmullo de besos arrimados allá lejos.

En su noche de río y estatuas fui vagabundo sumergido por los parques donde alguna vez caminamos hasta la madrugada buscándonos.

Su piel buscaba mi piel, los rastros de los besos idos, la tibia cercanía de unas manos.

Recobró de sus más antiguos instintos la delicada memoria reciente de un ceibo distante.

Sintió mi aliento como el viento ardiente de mi desierto quemando su piel inevitable.

Se me vino la mañana gris brumosa de rosas ocultas en el jardín de siempre.

Será que la tristeza de ciertas ausencias se condensa en el aire y humedece todo lo que toca.

No obstante se asomó el sol curioso regido en su ciclo milenario por sus magias invocantes.

Intuí asombrado que su metafísica le permite misteriosas brujerías que arden en la piel.

Su silencio fue un muro en la mitad de la tarde pero sé que se abrirá un día aquella rosa a la incesante primavera.

Solo busqué como perro hambriento sus ausentes ternuras escondidas porque todo atardecer la delata.

Feliz y cobarde no me atreví a decirle que sentí sus labios escribiendo sus deseos en mi cuerpo.


1 comentario:

Unknown dijo...

Ese arte que ustede tienen para despertar sueños y deseos.....una maravilla para guardar en el alma-