(Pero sólo vos me ves...)
Todo atardecer posee ahora las silabas de su
nombre urdiendo los vínculos del desamparo.
En esa distancia definida seré breve sombra
bajo los arcos del portal y los faroles.
Ella me verá como un oscuro fantasma dibujado
entre las oscuras ramas de los pinos.
Me pregunto si sabrá esa primavera que hasta acá
alcanza a llegar en lejanía su perfume.
El crepúsculo tramontano viceversa
es nuestro en toda su rojiza extensión terrestre y lunar.
Esta primavera donde habita
sostiene las mismas intensidades de aquellos pinares.
Estará inmersa en sus rutinas aun
con el sabor de mis besos en su boca nocturna.
Su piel buscará mi piel, los
rastros de esos besos idos en la tibia cercanía de las manos.
Seguirá soñando esa rosa de
terciopelo y yo habitando secreto entre sus pétalos.
Siempre la acecho desde dentro de
si misma vagando por sus venas inserto o diluido.
Quizá la sorprenda entre las
sabanas de la noche, ebria de champaña y yo ebrio de ella.
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