domingo, 1 de julio de 2007

SEGUNDA CERCANIA


Sin olvidar la mujer que la habita, se esconde de sus palabras para no intentar Su imagen.

No hay opciones ante esas caóticas cercanías ni ante ese tenue enamoramiento.

El peligro acecha en Su entorno de Reina de Palabras y Embrujos sin defensas ni conjuros.

No hay fuga al dulce murmullo de Sus voces despeñándose por los territorios y los días.

No hay metal para coraza a Sus dulzuras y soledades, ni a Sus sortilegios de Reina de Certezas.

Es la más lejana de las reinas que inútilmente asumieron sus cantos de hombre solo.

Lo consume la desesperación de saberla y las premoniciones del terror de vivir sin ella.

Solo sabe que seguirá caminando por calles que él desconoce bajo ese mismo invierno.

Permanece asustado en una plaza desierta a la espera que lo asalten los sueños perdidos.

La ciudad se ha minimizado hasta la maqueta, con sus calles mustias por el aviso de lluvias.

Hay oscuras las esquinas donde los sueños van a morir de silenciosas esperas inútiles.

Su alma detenta un ámbito de lenta persistencia, de una dulce sensación de entresueño.

Todo es triste, como el mar en invierno o los crepúsculos del otoño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

sin olvidar la mujer que la habita,muy profundo tu poema,hermoso.
un abrazo cordial.
zuny