domingo, 31 de agosto de 2014

CONDENACION DE AMOR IMPURO


Amaneció otra vez sin ti, con una aterida desolación de desierto de arenas y piedras. 

La mañana se deshace en sus fríos grises de fin de invierno aullando por tu tibieza.

Abundan los pájaros premonitorios entre las ramas brotando de los árboles austeros.

Eres la constatación del delirio que dibuja tu rostro en los altos nubarrones de la lluvia.

Un aire quieto, denso, congelado, establece su dominio sobre las nostalgias de ti.

Soberanas tristezas mecen los extraviados acacios de los tiempos donde no eras aun.

La asomada primavera se delata en los verdes brotes iniciales de las savias exultantes.

Tú ya existes contenida en los terrestres y breves soles amarillos de los dientes de león.

Los milagros de la memoria te atrapan en sus melancólicas redes como coqueta mariposa.

Te concretizas en una tenue estatua de sal, alada y suficiente, derrotando el amanecer sin ti. 

Todo converge en tu distancia, los latidos y los duelos, la honda sensación de infinitud.



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